Alérgenos frecuentes en el caso del perro

Entre los posibles alérgenos se encuentran los compuestos proteicos animales, diversas variedades de cereales y los aditivos artificiales y sintéticos que contienen algunos piensos industriales.

Los cereales, alérgenos para el perro
El tracto digestivo del perro, que es carnívoro, no está preparado para digerir cereales. Si se le dan cereales en exceso, su tracto digestivo dejará de funcionar bien. Muchos productos industriales contienen altas cantidades de cereales, ya que son un relleno barato. Estos productos pueden hacer que el perro no haga bien la digestión, dando lugar a una fermentación incorrecta que daña las mucosas del tracto gastrointestinal, las cuales constituyen una importante barrera inmunológica para el animal. Los daños en este escudo de defensa inmunitaria natural provocan reacciones alérgicas e intolerancias alimentarias.

Gluten
Al igual que ocurre con el hombre, el gluten de trigo también produce síntomas de alergia en perros. Sin embargo, el gluten no solamente se encuentra en el trigo, sino también en otros muchos cereales, como el maíz, el centeno, la avena y la cebada. Por eso, para la alimentación del perro se recomienda recurrir a los llamados "pseudocereales", que no contienen gluten, como pueden ser la quinoa o el amaranto. Esto permite evitar que se produzca una respuesta sensible que desencadene en una alergia alimentaria.

Proteínas animales; tipos de carne
Debido a la alimentación con piensos de poca calidad que contienen una especie de batiburrillo de fuentes de proteína que suele incluir cuatro tipos de carne o más, entre ellos, de cerdo, buey, pollo, pavo, oveja o ciervo, cada vez hay animales más jóvenes con alergias a determinados tipos de carne. Así, el cordero, que antes se utilizaba en dietas de exclusión, ya no es una fuente "exótica" de proteínas que se pueda dar a un alérgico, sino todo lo contrario, y puede dar lugar a síntomas de reacción alérgica. Dado que algunas especies de animales tienen una estructura proteica similar, pueden producirse reacciones cruzadas. Por ejemplo, si un perro es alérgico al pollo, por lo general, no tolerará la carne de pavo, y viceversa. Por este motivo, para las dietas de exclusión hay que recurrir siempre a una fuente exótica de proteínas con la que el perro todavía no se haya topado en sus menús.

Lácteos
La proporción de perros que reaccionan a los lácteos es relativamente alta. Con frecuencia se observan también reacciones cruzadas en las que un perro deja de tolerar, por ejemplo, primero la lactosa, después la carne de buey y, por último, las proteínas de cualquier rumiante.

Soja, huevo y otras fuentes de proteína
Con la finalidad de obtener productos para la alimentación de perros a bajo coste, en lugar de a carne muscular de alta calidad, suele recurrirse a fuentes de proteína más baratas como la harina de soja o de plumas u otros ingredientes de calidad inferior. Pero así, lo que se está haciendo es quitarle al perro su fuente de alimento natural y sustituirla por otra de menos calidad. Y esas otras fuentes de proteína les provocan alergias e intolerancias a muchos de nuestros amigos.

Ingredientes sintéticos
Los aditivos tales como estabilizantes, antioxidantes o hidratantes pueden causar alergias muy rápidamente. Otro problema pueden ser también las vitaminas artificiales, que siempre van ligadas a un agente portador sintético. Estos aditivos que no son naturales pueden ser alérgenos para el perro, por lo que en el caso de tener que hacer una dieta de exclusión, deberá prestar siempre atención a no utilizar aditivos artificiales de este tipo.